30/11/2012

Adaptándose a una nueva era

Hace apenas cuarenta años hubiese sido imposible intuir el papel protagonista que ha adquirido China en el contexto global. El panorama mundial está experimentando cada vez cambios más rápidos, y el viejo gigante dormido, que no estaba tan dormido, ha sabido cómo adaptarse eficazmente a la nueva situación. La crisis financiera no ha causado en China los devastadores efectos que sufren las economías americana y europea, lo que le ha dado una enorme ventaja frente a las demás potencias.

A principios de los años 80, con Xiaoping en el poder, se produce la apertura a las empresas privadas y comienza la expansión económica impulsada sobre todo por las exportaciones de materias primas. Pero es a partir de su entrada en la OMC (Organización Mundial de Comercio) en el año 2001 cuando empieza el verdadero e imparable crecimiento. El PIB se multiplicó por cuatro en menos de una década y sus reservas de divisas aumentaron hasta llegar a los más de tres billones de dólares en la actualidad. Según las estimaciones de “El mundo en 2050”, un informe de Pwc  que calcula la evolución de las economías mundiales, China se convertirá en primera superpotencia en el año 2038.

Además de este liderazgo financiero y productivo, el gran dragón asiático ha conseguido también el podio en materia tecnológica. El gobierno ha aumentado los recursos de I+D para favorecer la modernización del país y el acceso de todos a las nuevas tecnologías.  China avanza también en la carrera espacial y en producción científica, es el primer fabricante a nivel mundial de ordenadores y productos electrónicos, y cada vez son más los ingenieros y programadores chinos que ganan multitud de premios en universidades y asociaciones extranjeras.

Y en lo que se refiere a la red, tampoco se ha quedado atrás. China se ha adaptado a la era de Internet, desarrollando sus propios portales de búsqueda (Baidu), de vídeos (Youku), e incluso algunas redes sociales (Renren, Xaixín…).  En la actualidad ya tiene el doble de internautas que EEUU. La apertura económica al resto del mundo ha aumentado la necesidad de los ciudadanos chinos de abrirse al exterior, de informarse, de saber que está pasando ahí fuera.

Un ejemplo lo constituye el incremento de las ventas de Smartphone o teléfonos inteligentes, demandados tanto por el ciudadano medio como por trabajadores e inmigrantes que residen en el país. La calidad de vida de estos, especialmente de los últimos, ha experimentado un ascenso debido a que ésto favorece un mayor conocimiento y a un mayor acceso a la información. Cada vez más empresarios trabajan en la búsqueda y el desarrollo de nuevas aplicaciones y dispositivos para estos teléfonos. Su utilización es cada vez más frecuente para conectarse a la red, para buscar empleo y lo más importante, para formar parte de una comunidad social, compartiendo información de manera recíproca con el resto de los usuarios.

Por todas estas razones, y ante la frágil situación en la que se encuentra la economía actual, el gigante asiático se presenta como una alternativa de futuro segura, con muchos sectores estratégicos en crecimiento y con numerosas posibilidades de seguir desarrollándose frente a los obstáculos que le acechan. China y sus habitantes han derribado la gran muralla que les aislaba del mundo, pero sobre todo, han respondido con una gran capacidad de adaptación a los desafíos de los tiempos que corren, constituyéndose como una potencia fuerte y avanzada.

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