01/03/2013

Aumenta el número de trabajadores migrantes en las principales ciudades chinas.

Cada vez son más las personas en China que deciden abandonar su casa familiar en el campo y trasladarse a la ciudad en busca de nuevas oportunidades laborales. Según los últimos datos, publicados el pasado viernes 22 de enero, el total de trabajadores migrantes al finales del 2012 fue de 262, 61 millones; es decir, un 3,9% más que el año anterior.

Este porcentaje supone un 19,39 % de la población total del país. Tal y como lo refleja en su informe el Buró Nacional de Estadísticas, uno de cada cinco chinos que tiene su empleo en las urbes procede de alguna aldea rural. También muestran el aumento de las personas que encontraron un empleo cerca de su casa: 99, 25 millones o un 5,4%, algo más que el porcentaje que indica cuántas personas tuvieron que trasladarse (un 3% interanual).

La industrialización y el proceso de urbanización que vive el país, ha favorecido esta tendencia, y los trabajadores migrantes constituyen un motor básico como fuerza laboral fundamental para el desarrollo de las ciudades. Sin embargo, existen todavía ciertas medidas restrictivas que les impiden integrarse y llevar una vida normal aunque alejados de sus hogares.

Hace algo más de cincuenta años, el gobierno chino estableció un sistema de residencia que se conoce como hukou. Este consiste en un permiso que diferencia a los ciudadanos chinos según su procedencia natal, es decir, clasifica a la población en rural o urbana. El objetivo del hukou era el de limitar la afluencia masiva de migrantes en las ciudades. Sin embargo, este sistema ha resultado, no solo ineficiente, sino a la larga, perjudicial y discriminatorio para aquellos procedentes del campo, a los que marca como ciudadanos de segunda.

A finales de enero de este año, las autoridades publicaron el primer documento político del periodo, dedicado principalmente a estos trabajadores y a mejorar sus condiciones para hacer más eficiente su contribución al desarrollo del país.

En este informe se establecen una serie de medidas dirigidas a flexibilizar la situación de estas personas, por ejemplo, facilitándoles su acceso y su permanencia en una vivienda, y mejorando sus condiciones laborales mediante la defensa de sus derechos, como un salario digno o la obtención de la seguridad social.

También se trabajará para mejorar los servicios públicos a los que los migrantes deberían poder acceder: la educación pública de sus hijos, el seguro médico, atención especializada a personas mayores…

Es ya el décimo año que este informe pone su atención en la cuestión rural. El gobierno debe actuar de manera eficaz para hacer frente a este aspecto de la economía, y no cesar hasta que la población migrantes, cada vez más numerosa, se encuentre plenamente integrada en la sociedad china y adquiera los mismos derechos que cualquier otro ciudadano.

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