China 2013: La desaceleración del crecimiento económico.

Durante los últimos años, la crisis económica ha hecho tambalearse a muchas de las principales potencias del mundo, especialmente a EEUU y a la Unión Europea. Sus consecuencias han afectado también a China, que en los últimos tiempos había sido uno de los países con un mayor crecimiento de todo el planeta.

El descenso de la demanda y otros problemas relacionados con la recesión, han originado una ralentización de ese crecimiento económico, que ha vivido sus momentos más bajos en el año 2013. Desde el 2011, el PIB chino presenta una tendencia descendente, con un 9,3% en ese año, hasta tan solo un 7,6 en los seis primeros meses de 2013.b El objetivo gubernamental sitúa el crecimiento en un los 7,5 puntos para este año, y por el momento, no parece que este nivel vaya a superarse.

Muchas han sido las voces que han dado la alarma frente a esta situación, asegurando que la economía del gigante asiático corría un serio peligro, y apuntando a una posible crisis financiera en el país.

Sin embargo, parece que la situación está bastante más controlada que lo que en principio pudiera parecer. Según el presidente chino, China dispone de una potente y estable estructura económica y la desaceleración constituye un fenómeno controlado y suave. Xi Jinping asegura que ésta, no es más que una consecuencia natural de las políticas reguladoras que el gobierno ha tenido que llevar a cabo para cumplir su objetivo de priorizar la estabilidad económica del país.

Aunque es evidente también, que China debe ir alejándose paulatinamente de su modelo basado en la dependencia exterior en lo que respecta a las exportaciones. Las autoridades han puesto en marcha una serie de medidas que estimulen el consumo o la demanda interna, que en los últimos tiempos había experimentado una caída.

Frente al optimismo del gobierno, algunos analistas económicos afirman que el sistema debe cambiar de una forma más drástica, ya que el modelo basado en la inversión parece no poder sostenerse durante más tiempo. La deuda es también otro de los problemas que preocupan a los economistas, ya que a pesar de que estos no hablan de una crisis a corto plazo por este motivo, aseguran que el gobierno ha de ser más estricto aplicando medidas de control financiero si quiere que el endeudamiento no aumente y con ello, la desaceleración.

Las autoridades tienen previsto celebrar una reunión en el mes de noviembre para tratar este asunto y para buscar soluciones al respecto. En este encuentro se establecerán una serie de reformas que cambiarán el rumbo del modelo seguido hasta ahora.

Por una parte, se pondrán medidas para favorecer el consumo interior del país. Para ello, es esencial la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos chinos, por lo que se deberían eliminar políticas como el hukou, y el gobierno tendrá que realizar un mayor gasta en inversión social: vivienda, seguridad social… Pero también se favorecerá la liberalización de los intereses para estimular a las empresas y al sector privado.

La mayoría de los observadores, como Bell, depositan sus esperanzas en las decisiones que el Partido Comunista Chino tome en la reunión. Sin embargo, no creen que el nivel de crecimiento sea mayor en los próximos tiempos. Pero también afirma, que esto no tiene porque ser necesariamente prejudicial.

China ha adquirido un papel protagonista en todo el mundo durante los últimos años. Ha experimentado muchos cambios y avances, además de la urbanización, que la han llevado a obtener ese puesto. Como afirma uno de los directivos de UBS, George Magnus, su relevancia ha sido tal, que la desaceleración que está sufriendo afecta a todo el planeta, en especial a los países emergentes del continente africano, asiático y latinoamericano, ya que es uno de sus principales exportadores.

En resumen, a pesar de que la desaceleración es innegable y China está atravesando una etapa difícil y decisiva, parece que existen motivos suficientes para pensar que la segunda potencia mundial será capaz de salir del paso. Pero para ello, la actuación tanto del gobierno como de las empresas que operan en el país, será enormemente decisiva.

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