20/06/2013

China impulsa la creación de zonas de comercio de carbono para reducir sus emisiones.

El desarrollo de China en los últimos tiempos ha supuesto por una parte un acusado impacto ambiental. Es el país que más carbono del mundo consume, pero a la vez es el que más emite a la atmosfera, razón por la cual la contaminación en gran parte del país es cada vez más alarmante, al igual que el calentamiento global de todo el planeta.

Debido a esto, las autoridades chinas están buscando alternativas para reducir los niveles de dióxido que emiten, ya que además durante el 2012 aumentaron de manera notable respecto al año anterior. Una de las alternativas es la creación de un sistema de comercio o “trading” de carbono con otro tipo de regulaciones y localizado en ciudades en particular.

La primera región en la que se ha comenzado a trabajar en esta idea es la ciudad de Shenzhen, situada al sur del país. Este mismo martes 18 de junio, fueron elegidas más de seiscientas empresas para comerciar en la zona bajo las nuevas bases. Las compañías seleccionadas representan casi el 40% del total de emisiones del área.

China no utiliza para la producción del carbono un límite concreto de emisiones, como hace por ejemplo Europa. Para controlar la cantidad de CO2 que puede producir se usa como indicador la intensidad de carbono, que mide la relación entre el PIB y las emisiones. Otros nuevos mercados emergentes, como India, utiliza también esta técnica.

A partir de la puesta en marcha de la nueva zona en Shenzhen, las empresas tendrán que ajustar su intensidad de carbono y reducirla en un 40% durante los tres próximos años, para que así llegue a los niveles del 2010, cuando era mucho más baja. Y si la idea funciona, el gobierno pretende reducir el total de emisiones del país en un 40 o 50% poniéndose como límite el año 2020.

Durante el martes ya se realizaron ocho encargos de más de 20.000 toneladas, con un coste de 5,2 dólares cada una. Los dueños de las empresas saben que con esta medida podrán encontrar nuevas oportunidades de negocio, aunque algunos pueden mostrarse reacios pensando que perderán rentabilidad.

La industrialización y el crecimiento de la industrialización ha sido provocado en muchas ciudades que las emisiones sigan aumentando, y según las opiniones de varios expertos, podría seguirse registrando esta tendencia a la alza en los últimos años si no se produce un control efectivo.

Por eso además del establecimiento de las zonas de comercio, el gobierno ha de poner en marcha otro tipo de medidas, como el ahorro de la energía eléctrica mediante recortes presupuestarios y con la imposición de sanciones a quienes no cumplan los objetivos marcados.

Si todo sale según lo esperado, la nueva zona de Shenzhen marcará el paso de otras ciudades, como la capital Beijing, o Hong Kong, que también tienen unos preocupantes niveles de contaminación. El gobierno chino seguirá realizando esfuerzos para ser capaces de continuar con el crecimiento económico, pero garantizando un mayor equilibrio ecológico en todo el país.

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