China y Europa: la búsqueda de un modelo ecológico.
Como en muchas ocasiones se ha podido comprobar, es muy importante que el desarrollo económico vaya de la mano de un crecimiento sostenible. Es así en el caso de China. Un país que ha experimentado un espectacular cambio en los últimos tiempos, y por supuesto, ese cambio ha tenido enormes repercusiones en el medio ambiente.
La ecología y el equilibrio ambiental son dos factores muy importantes, no solo para China, sino también para sus relaciones con el resto del mundo. Especialmente, con Europa, a pesar de que en la actualidad existen algunos roces y tensiones entre ambas regiones.
Esto es así según las palabras de Yu Zhengsheng, uno importante asesor político de China y jefe del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva del Pueblo Chino. Durante su estancia en un foro empresarial en Finlandia la pasada semana, hizo referencia a la dependencia del país asiático con el continente europeo y con el resto del mundo.
Y es que, China tiene mucho que aprender en materia ecológica de países como Finlandia, a pesar de su pequeño tamaño y de sus abismales diferencias. Por ejemplo, el país escandinavo es uno de los países que menos emisiones de carbono lanza a la atmosfera. Y este es uno de los principales problemas de la segunda potencia del mundo, entre otros.
Hay que entender que China ha pasado en los últimos años de ser una sociedad en gran parte rural a tener una enorme tasa de urbanización. Antes, basaba su desarrollo principalmente en la agricultura; en cambio ahora, lo basa en la industrialización. Y eso, inevitablemente, ha supuesto un cambio y un desgaste ambiental.
La polución es otro de los problemas del país. Actualmente son muchas las personas que sufren de afecciones y problemas respiratorios debido a la contaminación, sobre todo en las grandes ciudades como en la capital Beijing.
Por esta razón, resulta fundamental aprender de la experiencia de otras regiones y de otros modelos más sostenibles. Finlandia puede ser un buen modelo y un ejemplo de cómo pueden utilizarse otro tipo de energías, limpias y renovables, y seguir creciendo económicamente.
Ambos países continuarán en su línea de colaboración, desarrollando proyectos conjuntos y aprendiendo conceptos el uno del otro, como por ejemplo, el de “ecociudades” o ciudades limpias. China deberá seguir en el camino de la modernización y de la innovación industrial, buscando nuevas estrategias que permitan a sus fábricas ahorrar energía y recursos.
Pero sobre todo, es muy importante que las autoridades del país asiático hagan un esfuerzo por regular el derecho ambiental y castigar las prácticas nocivas y destructivas del medio ambiente.
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