12/01/2013

China sigue apostando por impulsar el comercio internacional en el año 2013

China continúa preparando una serie de reformas para no perder su posición hegemónica frente al resto de potencias. Las previsiones de los líderes chinos en materia de comercio exterior para este nuevo año son optimistas, a pesar de los anteriores resultados, que reflejan un receso en materia de importaciones y exportaciones.

Según los datos del año 2012, publicados a raíz del Congreso del Partido Comunista celebrado en noviembre, muestran cómo el comercio exterior ha descendido respecto al 2011. Las importaciones crecieron un 4,1 % interanual, y las exportaciones, un 7,3 %. En total se registraron 3,87 billones de de dólares, un crecimiento del 6,2%, porcentaje bastante menos que el esperado 10%. Estas cifras ponen de manifiesto la desaceleración que sufre el comercio exterior del país, provocado entre otras cosas, por la crisis económica en la Eurozona y EEUU. Aunque también es cierto que la situación en el segundo semestre de 2012 presentó algunas mejoras respecto a la del semestre anterior, y que en diciembre se empezó a sentir una leve recuperación que pronostica unos mejores resultados para el periodo actual.

En los últimos años, el papel de China como socio comercial ha supuesto modificaciones en el panorama de las relaciones comerciales a nivel global. El país asiático había superado a Europa como mayor socio comercial con EEUU. Las transacciones comerciales entre estos sí reflejaron un crecimiento positivo de un 8,5 % interanual en el año 2012. Sin embargo, los intercambios con la Unión Europea y con Japón se vieron afectados por un descenso de la actividad. Con Europa, ésta bajó un 3,7%, mientras que con Japón, también uno de sus principales socios, se redujo un 3,9% respecto a 2011. Las tensiones con éste último provocadas por el asunto de las Islas Diaoyu han sido las causantes de este retroceso.

Para el gobierno chino es de suma importancia encaminarse cuanto antes a resolver esta situación, ya que la economía del país depende en gran medida de sus exportaciones e importaciones con el exterior. Por ello, se están determinando varias reformas en los sistemas fiscales y de impuestos, que traerán consigo la reducción de aranceles y barreras, en pos de continuar con la apertura y la liberalización económica. Existen algunos sectores concretos para los que el Ministerio de Finanzas ha anunciado una efectiva bajada de impuestos, como por ejemplo el caucho, los instrumentos robotizados para la producción de vehículos y la leche en polvo para bebés. El comercio exterior debe continuar estimulándose y orientándose hacia un mecanismo más proactivo que permita eliminar las fricciones y tensiones con el resto de países.

En materia interna, es necesario realizar una efectiva supervisión en la actividad empresarial, pero a su vez ha de seguir desarrollándose e incentivándose su financiación mediante créditos y ayudas del estado. Y los empresarios deben esforzarse por conseguir una mayor rentabilidad mediante la reducción de costes, así como enfrentarse a la débil demanda apostando por la innovación y la capacidad de abrirse a nuevos horizontes.

Sin embargo, para que la situación se encauce de nuevo, las autoridades chinas han de mantenerse atentas a la coyuntura internacional, que todavía se encuentra sujeta a la incertidumbre de la recesión económica. Por eso es necesario reorientar también el mercado hacia nuevos escenarios, como los formados por las economías emergentes: las pertenecientes a la ASEAN (Asociación de Naciones del Sureste de Asia), y los países de Sudamérica, África y el centro de Asia.

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