22/12/2012

Quince violaciones de derechos en proveedores chinos de Mattel

Como muchos otros jóvenes de su edad, Li Jiu Ping, procedente de un pueblecito rural al sur de China, emigró a la ciudad en busca de una vida mejor. Con solo 16 años comenzó a trabajar en una fábrica de juguetes situada en Shenzen, una de las urbes que mejor muestran el milagro económico del país. Allí encontró un puesto rellenando osos de peluche, que serían exportados a Europa y EEUU. Pero tan solo a los tres días, la máquina le aplastó la mano derecha, destrozándole todos los huesos e inutilizándosela de por vida, dejándole sin recursos y sin posibilidades de encontrar trabajo de nuevo. Su encargado declaró que la culpa era sólo del joven, que no sabía utilizar la maquina y que la empresa no tenía ninguna responsabilidad. Por lo que Li no recibiría ninguna ayuda, ningún subsidio, ninguna cobertura de ningún seguro médico, totalmente inexistente en éste y en la mayoría de los casos.

Así es el neoesclavismo del siglo XXI. Con la apertura económica no todo han sido mejoras y comodidades para la población china. Algunas empresas multinacionales conocen bien las ventajas de trasladar sus filiales a éste y otros muchos países asiáticos. Mano de obra ineficiente y barata, y facilidad para saltarse las reglas, son algunas ellas. Solo al sur de China se concentran 20.000 fábricas de juguetes de empresas extranjeras, la mayoría procedentes de EEUU. El gigante asiático ya se ha hecho con el 90% de la producción de juguetes a escala mundial.

Un informe reciente de la ONG China Labor Watch, ha hecho públicas las condiciones en las que trabajan los empleados de cuatro proveedores en China de la empresa juguetera Mattel (una propiedad de esta y otras tres proveedoras, que también suministran a Disney, McDonald's y Hasbro). Dos de ellas se encuentran precisamente en la ciudad de Shenzen; las otras dos, en Foshan y en Dong Guan. Tras una laboriosa investigación se revelaron las condiciones laborales de los trabajadores de producción, que son aproximadamente 10.000, repartidos en las cuatro fábricas. Fueron detectadas quince violaciones de los derechos que por ley deben aplicarse en todas las empresas. Horarios extenuantes (de unas trece-dieciséis horas al día), pago de horas extras ilegales, trabajos forzados, pésimas condiciones de seguridad, ausencia de revisiones y de seguros médicos, falta de un salario digno para vivir (por ejemplo 10 yuanes la hora y 7,5 la hora extra),…son solo algunas de éstas.

El estudio, perfectamente documentado con copias de contratos y recibos, entrevistas y fotografías, pone de manifiesto la situación a la que se ven sometidos muchos trabajadores en las filiales extranjeras de todo el país. En muchas ocasiones y debido a las interminables jornadas, hacen su vida prácticamente en el lugar de trabajo, por lo que apenas pueden ver a sus familiares. Duermen en habitaciones colectivas (unas diez personas por habitación), también almuerzan y cenan allí. Se ven privados de sus necesidades más básicas, e incluso de ir al baño cuando lo necesitan (en algunas fábricas no les permiten ir más de una vez cada siete horas, si lo hacen les multan). Su salud también está en peligro constante, en algunos casos se han visto expuestos a materiales nocivos y a sustancias químicas altamente tóxicas (como los tintes de los juguetes), y muchas veces ni siquiera usan protección.

Como muchas otras empresas, Mattel hizo pública una rectificación y la voluntad de realizar inspecciones en China, comprometiéndose a hacer un control de calidad en cada fábrica. El problema de estos “Quality Control in China”, es que muchas veces a las empresas solo les interesa que la productividad siga aumentando y que los beneficios sean los deseados. Por eso, y por la facilidad de los encargados para ocultar las verdaderas condiciones de sus empleados, cuando las auditorías realizan su trabajo no suelen hallar señales de que se estén violando los derechos. Además, si algún trabajador logra sacar a la luz su situación, el encargado le castigará o le despedirá de su puesto.

La creciente concienciación de la opinión pública en occidente, ha hecho que empresas como ésta se sientan presionadas. De hecho se ha comenzado una campaña para exigir a la multinacional estadounidense medidas inmediatas para regular la situación de sus proveedores en China. El gobierno chino, que al fin y al cabo es el responsable de hacer cumplir la ley, ha de ser firme y dejar de mirar para otro lado. No solo en las industrias de juguetes, sino en todas las demás: ropa, electrónica, informática…Hace algo más de dos años se produjo el suicidio de nueve trabajadores en Foxconn, proveedores en China de Apple. Es necesario reducir la dependencia de las auditorias para realizar verdaderos y efectivos controles de calidad, así como realizar continuadas inspecciones y comités con los propios trabajadores de estas empresas, que son los afectados por estas inhumanas cadenas de montaje. Las inspecciones y auditorías realizadas por un tercero como Simplify China son fundamentales para evitar este tipo de situaciones que pueden afectar a la imagen de su marca y de sus productos.

Y al contrario de lo que cabría esperar, esta situación de explotación está causando el efecto adverso. La industria de juguetes en China puede sufrir una crisis en el futuro. Cada vez se encuentran menos trabajadores jóvenes debido al envejecimiento de la población. Muchas empresas, con tal de no aumentar los salarios ni ofrecer unas dignas condiciones, trasladarán sus filiales a otros países de Asia y del Tercer Mundo. Y otras, a falta de población joven activa, reclutan a niños para sus industrias: ya se han registrado numerosos casos de explotación infantil en el sector juguetero. Los artículos que fabriquen serán disfrutados estas navidades por los niños occidentales: “un juguete, una sonrisa”. Pero como hemos visto, y por desgracia, esto no se cumple en todos los casos.

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(Fotografías de Michael Wolf)

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